El marketing verde se ha consolidado como una estrategia esencial para las empresas que buscan reducir su impacto ambiental y conectar con consumidores cada vez más conscientes de la sostenibilidad. Con el calentamiento global afectando directamente al planeta, la demanda por prácticas empresariales responsables ha crecido exponencialmente. Según datos de Embryo, el 49% de las personas están dispuestas a pagar más por productos sostenibles, y el 30% prefiere gastar su dinero en empresas socialmente responsables. Además, el 81% de los compradores prefieren el marketing y la publicidad ecológicos sobre las prácticas más tradicionales.

El marketing verde no solo demuestra el compromiso de una empresa con el medio ambiente, sino que también responde a una demanda creciente de los consumidores por productos y servicios que respeten el planeta. Las empresas son responsables del 71% de las emisiones globales, lo que subraya la necesidad de adoptar prácticas sostenibles. La creciente «conciencia medioambiental» y las presiones gubernamentales para adoptar prácticas sostenibles han impulsado el crecimiento del marketing ecológico, haciendo que sea más fácil y rentable para las empresas participar en estas iniciativas.

El marketing verde debe basarse en actividades medioambientales reales y evitar el «greenwashing», o maquillaje verde, que puede tener un impacto negativo en la marca. Starbucks es un ejemplo de liderazgo en marketing ecológico, con inversiones significativas en energías renovables y otras iniciativas medioambientales. A medida que la conciencia ambiental sigue creciendo, se espera que el marketing verde se convierta en una pieza fundamental para todas las empresas que deseen mantener su competitividad en el mercado.