La relación entre Nike y Wall Street se ha tensado considerablemente debido a la pérdida de confianza en el CEO de Nike, John Donahoe. Esta situación se ha agravado tras las recientes declaraciones sobre las perspectivas financieras menos optimistas de la compañía, que han llevado a seis bancos de inversión a rebajar la calificación de las acciones de Nike. Este escepticismo surge en parte por la estrategia de Donahoe de enfocarse en la venta directa a consumidores, lo cual algunos analistas ven como un descuido hacia la innovación.

La repercusión de estas evaluaciones negativas ha sido una caída del 20% en el valor de mercado de Nike, destacando un ambiente de incertidumbre sobre la dirección futura de la empresa. Las preocupaciones se centran en si la estrategia actual podrá sustentar el crecimiento y la recuperación a largo plazo de Nike en un mercado altamente competitivo.
Este desafío para Donahoe representa un punto crucial en su liderazgo, ya que debe demostrar que puede realinear la empresa con las expectativas de los inversores y revitalizar la marca en un entorno de mercado cambiante.